ALEJANDRO TARANTO, UN ANIMAL FABULOSO
El Santito no se puede creer. La reja
negra sobre la calle Vidal esconde uno de los estudios más increíbles y
equipados del país. Al llegar me recibe Guadalupe Rodriguez, quien es la
community manager. Me informa que Alejandro aún no llega y me ofrece unos mates,
lo que acepto con gusto. Luego de unos veinte minutos suena el timbre y a los
pocos segundos aparece la bestia. Enorme, gigante. Alejandro Taranto es un
vikingo de barba larga y blanca con pinta de skater y sabiduría en sus ojos.
Luego de un apretón de manos y nervios crecientes pasamos al estudio en sí,
donde nos disponemos a arrancar la nota.
¿Cómo fueron los primeros tiempos en
que empezaste? ¿Con los Cadillacs?
En realidad
empecé antes que con los Cadillacs en todo esto. Yo empecé como plomo, como pipa, como staff raso del
grupo Git que componían en el segundo
lustro de los 80, primer lustro, casi comenzando el segundo lustro. Willy
Iturri en batería, Alfredo Toth en bajo
y voz y Pablo Guyot en guitarra, grandes productores en la actualidad de
Argentina, grandes músicos y gente con gran trayectoria que me dio la primera
oportunidad junto con quien era otrora su manager, el mendocino Rodolfo
Muratorio, que en paz descanse, que me
dio la oportunidad de trabajar profesionalmente. Ellos fueron los primeros que
me pagaron por trabajar y que me dijeron vos no vas a ser plomo ni técnico, vos
vas a ser manager, vos vas a ser manager productor.
Y así fue.
Y
así fue que tuve la fortuna de conocer, en ese momento, a grandes colegas y
gente que sigue trabajando en esto como Enrique García, que es hoy un gran
ingeniero de sonido y dueño de Ceartec,
entre otras cosas, la escuela donde acá se enseña producción de audio en Buenos
Aires. Pappo, Vitico e Isa Portugheis fueron los tipos que me permitieron ver
cómo se grababa un disco de verdad por primera vez. Ya había grabado algunas
cosas, pero grabar un disco de verdad lo viví con ellos por primera vez. Y ese
disco fue nada más y nada menos que Riff 7.
Sentado a la consola Otari Concept
Elite 48+48 (una de las más respetadas del mundo) Taranto se acariciaba la
barba constantemente. No había nostalgia en su voz sino respeto y orgullo por
sus mentores. Esa sensación única de sentir “soy el mejor, porque aprendí con
los mejores”.
A
partir de eso un amigo mío que se llama Ariel Gerby, hincha de San Lorenzo, me
propone ir a visitar a una banda. Eran
muy poco los artistas post Malvinas, por así decirlo, de la new wave. La new wave fue para mí el pre post democracia porque hasta ese
momento el estereotipo del rockero era Fito Páez que acababa de venir de
Rosario, con el pelo largo, el morral, esa onda ¿no? No lo digo por Fito
específicamente, pero el estereotipo del rockero era más hippoide. A partir del
82 ya nacen Los Twist, nace Alfonso Sentrega y posteriormente los Fabulosos
Cadillacs con una estética completamente diferente a lo permitido y digerido
aquí en Argentina. Es también a partir de esa new wave que también Charlie García graba y edita “Piano Bar” que
fue como esas premoniciones maravillosas de García, como esos raros peinados
nuevos y fue realmente la premonición de lo que iba a venir. En esa época
empecé a trabajar yo y conocí a casi todos los que hoy siguen laburando,
algunos quedaron en el camino, otros se fueron de gira eterna… son muchos para
nombrar. Pero, como te decía, tuve la oportunidad a partir de que Ariel Gerby
me lleva a ver esta banda y me dice que tengo que ser el manager. Cuando le
pregunto cómo se llama me dice Superocho y cuando le pregunto por el género
responde tipo Talking Heads. Yo
interpreté Motorhead, no sabía que
existía Talking Heads y me dije “qué
bueno, una banda pesada”. Cuando voy a ver a los Superocho, eran una mano King
Crimson, Talking Heads pero súper de
avanzada. Me engancho con la banda y sugiero cambio de nombre porque Superocho
no me decía nada. Y ahí a uno de los integrantes se le ocurre un nombre maravilloso
que es Marte Ataca.
Entonces tu primera banda como
manager fue Marte Ataca. Importante.
Importante,
sí. A partir de Marte Ataca, que fue lo que me dio a mí la posibilidad de
grabar mi primer demo en el estudio Del Jardín, que fue donde se grabó el disco
“Yendo de la cama al living” de Charly García, donde se grabaron discos de
Suéter, etc. A partir de ese momento con Marte Ataca pude entrar a la única
emisora que transmitía rock, que era Radio del Plata, ahí conocí a Lalo Mir con
el programa 9pm y ahí sonó por primera vez. Y posteriormente en Submarino Amarillo,
que lo hacía otro grupo en la misma emisora. Con esa banda tuve oportunidades y
a partir de Lalo Mir que lo lleva a ver
un concierto de la banda a Carlos
Rodríguez Ares, quien fue un representante de artistas muy importante de
nuestro país, además de ser un gran cultor del rock and roll americano, de
Elvis sobre todo, fanático número uno de Elvis Presley, y a partir de ver Marte
Ataca nos da la oportunidad de grabar con el sello CBS.
Ah tremendo. Lo que debió ser para
vos estar arrancando y ya grabar con CBS.
Fue
ahí la primera decepción que tuve al saber cómo era una compañía discográfica
multinacional. La decepción que tuve fue que grabamos un disco que a posteriori
borraron el master. Yo conocí el estudio de la calle Paraguay de CBS, grabé en
esa consola y recuerdo haber grabado con un técnico que se llamaba Tito Uber,
que fue paradójicamente, en el mismo estudio donde ese año u anteriores se
grabó el primer disco de Soda Stereo, el de Virus… con un director artístico
que era Horacio Martínez, otrora manager de Los Gatos, imaginate lo que era
este señor, la trayectoria que tenía. Esos fueron algunos de los maestros.
El poder de convicción de Alejandro
es tremendo. Casi que intimida. Al hablar de CBS su postura cambia, le da
bronca de verdad.
¿Y qué paso después de CBS?
Después
de la decepción que sufrimos con CBS, ingreso a trabajar en la agencia de Ares,
después de hacer presentaciones en el teatro Santa María del Buen Aire, después
de haber hecho el show de los Redondos, lo de Alfonso Setrega, inclusive hasta
de los Fabulosos Cadillacs, La Sobrecarga, con los cuales yo no tenía nada que
ver hasta ese momento. Estando en la agencia de Ares aparece un señor bastante
excéntrico para la época, que venía de estar viviendo en Alemania, una persona
que yo había conocido años atrás, en el 82, antes de la democracia, en el bar
Einstein, bar al que muy pocos teníamos acceso, que quedaba en Córdoba y
Pueyrredón. Ese señor excéntrico, flaco, alto y con muy buenos modales era, ni
más ni menos que Omar Chabán.
Omar Chabán. ¿El dueño de Cemento?
Si. Recuerdo
que el que ataja el penal en la agencia soy yo. El vino y se presentó y me dijo
que quería contratar a Los Twist para programarlos un sábado en Cemento, me
dice que es el dueño del local. Cemento funcionaba como discoteca pero a partir
de allí comienza a darle la apertura a que sea más un lugar de shows de rock. Ese
fue el primer y único contrato que firmamos, a partir de ese momento siempre
prevaleció el pacto de caballeros entre nosotros. Si hay algo que era Omar
Chabán además de un fenicio comerciante, por así decirlo, es que tenía mucha
palabra y lo que decía y arreglaba, después del regateo y la negociación, el
tipo lo cumplía. Eso es algo de destacar.
Hablar de Omar no fue simple. Para el que no sabe Cemento era un local de la calle Estados Unidos que dio oportunidad a muchísimas bandas de crecer y ser escuchadas. Se puso
serio, se irguió en la silla y dejo de acariciarse por un rato la barba. Si bien
en esta entrevista no valía la pena ahondar, gran parte de sus shows los armó
en Cemento y él, como muchos otros, sienten una deuda enorme con Chabán. Cambio
de tema y, como al principio, no la pego con los Cadillacs. Él, por suerte, se
lo toma con mucho humor.
¿Y cuándo arranca tu vínculo con los
Cadillacs?
Yo
ya era manager de los Cadillacs, de los incipientes Fabulosos Cadillacs, con su
primer disco “Bares y fondas". Me verdugueaban todos. Imaginate que les
decían los 9 gorditos desafinados. Por mucho tiempo yo me
manejé en otro circuito. Pero bueno, ni bien terminada mi relación, mejor
dicho, casi terminada, con los
Fabulosos, había un artista que me interesaba, otra banda numerosa, a la que
nadie, como dicen en México, nadie la pelaba, nadie le daba importancia… se
llamaban Los Auténticos Decadentes. Habían grabado un primer disco en el
estudio Panda, que creo que lo remezcló después Camilo Iezzi, creo, porque tuvieron
que arreglarlo y con ese disco que a posteriori se llamó “El milagro argentino”
hice un show con ellos. Fue en Cemento. Se llenó de bote a bote. Eso fue a comienzos
del 89 o 90, no recuerdo bien, todavía yo continuaba con los Cadillacs. Hacía
muy poco tiempo había nacido mi hijo,
¿Tom?
Si.
Tom Taranto.
Tom es guitarrista y cantante de
Infierno 18. Banda de punk melódico.
Alejandro ya se encontraba acariciándose
la barba tanto o más que al principio. En este punto la charla es más que
agradable y como ya nos estábamos yendo de tema decidimos frenar.
Salimos al hall de El Santito donde
hay una mesa de ping pong, sillones, equipo de mate y sector fumadores. Saco un
cigarrillo y escucho – ¿Te lo puedo prender? Era Alejandro, sí. Se ve que algún
antiguo vicio que cada tanto tienta, pero no traiciona. Prende y devuelve tal y
como dijo. Comienza a charlar con Guadalupe mientras yo fumo tranquilo y
observo las placas con discos de oro y plata que cuelgan de las paredes. Me
sorprendo al ver uno de Bandana, pero ese es otro tema.
Alejandro se acerca y me dice de
seguir por lo que volvemos al interior del estudio.
¿Y qué paso con los Decadentes?
Ahí
me di cuenta de que no quería volver a trabajar con bandas numerosas llenas de
caciques y sin indios. Yo sabía perfectamente que los Decadentes iban a ser tan
grandes como lo son en la actualidad, y que iban a perdurar en el inconsistente
colectivo de toda la gente que escuchaba rock. Esa mixtura que hicimos de
ritmos tropicales y autóctonos de toda la región, con rock, tocados de forma
eléctrica. Recuerdo que con el álbum de “Milagro Argentino”, en la compañía CBS
me dijeron justamente que hiciera otra cosa porque eso no iba a andar.
Mejor no hablar de ciertas cosas… no?
Visionarios veo…
Si
(entre risas). Entonces Hugo Piombi me
propone ser manager de Leonardo Favio o irme de gira 3 meses a España con
Pimpinela. Yo le dije que no y que me hiciera un favor.
Taranto style mode on..
¿Qué favor?
El
de firmarme un artista nuevo. Ese artista nuevo que me firmaron fue Los Perros
Calientes, la banda de Gabriel Carámbula, sin Fabiana Cantilo. El primer disco
de Los Perros Calientes lo produjimos en el estudio Del Cielito, ni más ni
menos que con Rinaldo Rafanelli. Otra banda que firmo en ese momento fueron Los
Guarros, banda que lideraba Javier Calamaro y un guitarrista que se llamaba
Daniel Herrera, el Gitano. Igualmente, los que le dieron el primer envión y
apostaron primeramente por Los Guarros fueron Mónica Bergé y el mismísimo
Gustavo Gauri. Después yo estuve como productor integral en “Rosas en tu pecho”, que fue el segundo álbum
y el homónimo, el otro álbum, el de la tapa negra, “Los Guarros”, fueron los
dos discos o álbumes que llevaron a Los guarros a superar, en su momento, el
galardón de oro.
¿Un recital de esa época que
recuerdes?
Si.
Uno muy lindo que recuerdo. Estaba yo en mi oficina de la calle Viamonte, en
América Rock y me llama por teléfono Mauricio Birabent (Moris) y cuando ya
escucho su voz por teléfono me tiemblan las piernas. Me dice que acaba de
llegar de España y que le habían dicho que yo era la persona con la que quería
juntarse a cambiar unas ideas. Eso fue así textual, lo que me dijo Moris, no lo
podía creer, uno de los más grandes
rockers del cono sur. Finalmente, pude realizar algo que para mí fue
maravilloso, de todos los shows que armé y de los que participé, uno de los más
importantes fue Moris cerrando como estelar, Andrés Calamaro y su banda,
abriendo Los Perros Calientes, lamentablemente esa fue la última noche y el
último show de Alejandro Naveiras, el segundo guitarrista de Los perros
Calientes y guitarrista fundador de la Masturbanda, una Banda oriunda de Villa
Luro donde tocaba también Sergio Val que a posteriori fue baterista de Los
Violadores. Murió de un ataque de asma por el cloruro de amonio que se le ponía
a las estufitas para hacer humo. Ese sábado a la noche todo el mundo cantando
“El oso” de Moris, esa obra que en la actualidad cantan y con la que le enseñan
a los niños en el colegio, con los encendedores encendidos, que era lo que se
usaba en esa época.
En casi todo momento las palabras de
este Vikingo skater dejan ver agradecimiento para con sus pares y mentores.
Denotando su trayectoria y experiencia, claro. Él sabe que es el mejor. Ya no
quedan muchos productores curtidos en la vieja escuela. Menos managers. Y si
bien, él dice que ya no quiere ser manager nunca más, el conocimiento esta. Pensemos
que un productor de antes debía trabajar con cintas de audio y no con un
programa a un simple clik, lo artesanal perdura en su esencia misma y se adapta
a las nuevas tecnologías. Lo mismo sucede con un manager de hoy. Facebook,
Twitter, telefonía celular. Hoy en día armar una fecha se puede conseguir en 5
minutos. Pienso hace veinte años atrás, donde había que tomarse el bondi y
esperar encontrar al dueño del local, dejar un cassette con una grabación de la
banda o bien mandar ese cassette por correo…
¿Y ahí empezas con A.N.I.M.A.L.?
Después
hice muchísimas cosas más y ahí vino A.N.I.M.A.L. Durante 14 años estuve yo con
A.N.I.M.A.L, siendo co-fundador de la banda, siendo el tipo que más tiempo
permaneció en A.N.I.M.A.L junto a Andrés Giménez. Viendo pasar a todos los
músicos que pasaron. De los siete discos que la banda tiene en la actualidad,
la producción de los primeros seis estuvo a mi cargo.
¿Y cómo llegaste a A.N.I.M.A.L?
Por
Max Cavalera, cuando traje a Sepultura a tocar en Halley, en la calle
Corrientes, que era propiedad del partido comunista y lo manejaba Mundy Epifanio. Me hago bastante amigo de Max y un día estamos en la esquina del
hotel Bauen, ahí en Callao y Corrientes y me dice, “Alejandro vos tenés que
tener una banda de Trash Metal"
Para terminar. Decime brevemente ¿Qué
diferencia la escena musical de hoy con la de antes?
Eran
tiempos muy distintos donde no existía tanta oferta de rock como en la
actualidad. Hoy, estamos en el 2015 y existen literalmente, millones de bandas
de rock como existen millones de personas que juegan al fútbol. No todos son
Messi, no todos juegan en el Barcelona, algunos pueden ponerse la ropa de Messi
y el uniforme del Barcelona y hasta pueden jugar en una cancha linda, pero no
van a ser nunca Messi.
Alejandro Taranto no tiene la remera
del Barcelona y no siempre juega en una cancha linda, pero está claro, en lo
que hace, él es el mejor del mundo.
Lisandro
Carcavallo
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